Nieve

jueves, 19 de enero de 2012

Historias entre Rejas



HISTORIA – 1 (La Ducha) (1 de 3)



No sé si mi trabajo es considerado uno de los más peligrosos, pero la verdad es que existen muchos momentos de un riesgo considerado muy alto, momentos en los que dudar en algún tipo de acción puede repercutir en tu propia integridad física, la de otro profesional e incluso en la de algún interno. En esa labor nos encontramos día a día intentando por todos los medios terminar la jornada con informe blanco a ese respecto, aunque por desgracia no siempre es así.
Por ello para nosotros es muy importante el control en las fabricaciones y posesiones de cualquier tipo de arma que pueda emplearse para efectuar una posible agresión contra las personas y/o contra las propias instalaciones. A mi buen entender pienso que posiblemente existan los mejores inventores de armas entre nosotros dado que a veces eso parece increíble los medios que utilizan para su fabricación y el resultado tan asombroso y dañino que tienen.
Otra fase importante es el tema de las drogas, su consumo y su trapicheo constante, ello supone una tarea incesante para nosotros y aunque en muchas ocasiones conseguimos la requisa de material diverso a consecuencias de registros inesperados para ellos en sus celdas o incluso en sus personas, tenemos claro y asumimos que nunca podremos frenarlo en su totalidad porque según estipula la Constitución Española y su Declaración Universal de Derechos Humanos existen  zonas en las cuales no está permitido el cacheo, aunque debo constatar que cuando existen claros indicios o tenemos información fehaciente de que un interno se halla en poder y/o pretende ingresar al centro algún tipo de narcótico, se le aplica la normativa vigente solicitando al Juez un registro Integral, en el supuesto que aún así no se consigan los objetivos de requisar el narcótico que supuestamente el interno pretende entrar, se le aplica la segunda opción efectuándole una placa de rayos X y si da positivo se le aísla hasta su evacuación y posteriormente se le abre expediente disciplinario enviándole el resultado al Juez con lo que se le abre una nueva causa aparte de la justificada sanción interna que proceda.
Explicado un poquito el índice genérico, aunque faltaría contar los amotinamientos, secuestros, violaciones, agresiones, intentos de evasión etc.., lo que seguramente iré contando poco a poco en este blog para que todos los que lo lean puedan intentar imaginar y comprender como es la vida dentro de las rejas.
En este apartado intentaré contar algunas de las historias vividas esperando que las personas que las lean les sea de lo más interesantes.




Varios años atrás, siendo un caluroso día de verano tenía asignación de puesto en el módulo Intensivo donde están las celdas de aislamiento (en el argot penitenciario: Chupano), ese verano aparte de la insoportable calor que nos ajusticiaba, los internos estaban algo inquietos, con ganas de complicar la rutina diaria, no había ni un solo día que termináramos nuestro trabajo redactando un informe interno en blanco.
Ese día en concreto, sería sobre las 12’00 h, mi compañero y yo denotamos que había un escape de agua rojiza en el pasillo que tenía su origen en la celda 4, en ella moraba un interno de origen magrebí; hombre curtido y fuerte con un cuerpo muy fibrado y  trabajado por el ejercicio diario.
Abrimos la puerta de la celda y nos encontramos toda la habitación envuelta en vaho, casi parecía una noche en Londres pero sin sentir frío. El interno en cuestión estaba debajo de la ducha cayéndole el agua prácticamente hirviendo sobre su cuerpo, no podía llegar a entender cómo podía soportar tal abrasión en su cuerpo cuando para mí era casi imposible mantener mis manos debajo de ese riego abrasador. Daba la sensación de que estaba sumido en un trance, como si no estuviera en este mundo, sus ojos fijos y sin parpadear mirando al techo de la celda y con voz tenue dirigiéndose en rezos a su propio Dios Alá mientras con la hoja de una cuchilla de afeitar de las denominadas ‘gillette’ en cada una de sus manos asestándose profundos cortes en todas las partes de su cuerpo (brazos, pecho, muslos etc…) a un ritmo continuado.
En su brazo derecho uno de los cortes había sesgado una arteria y su sangre brotaba con una fuerza descomunal, para nosotros era prácticamente imposible la sujeción del interno para arrebatarle las cuchillas, sus movimientos eran sistemáticos,  prácticamente imparables dado la rigidez y lo mojado que se hallaba su cuerpo. Corríamos un riesgo enorme dado que cualquier corte que nos pudiera haber ocasionado podría haber tenido unas dimensiones enorme, nuestra única protección eran los guantes anti-corte y gracias a ellos mi compañero se libró de corte del cuál hubiese tenido graves consecuencias dado que pudo llegar a prácticamente traspasar la protección del guante.
Finalmente y tras un esfuerzo físico enorme conseguimos doblegar al interno quedando reducido, engrilletado y trasladado al servicio médico con mi mano protegida intentando cerrar la herida más grave de su brazo para minimizar el brote de sangre.
Durante el traslado su cuerpo iba relajándose, la tensión y la rigidez que había soportado estaba pasándole factura, sus fuerzas habían quedado exhaustas y su propósito de quitarse la vida había quedado totalmente  frustrados. La continuada relajación le llegó a producir la pérdida del conocimiento y como consecuencia el trayecto final a la enfermería lo tuvimos que hacer con su cuerpo inerte y manteniéndolo en alza.
Mientras a nosotros nos hacían un reconocimiento para comprobar nuestro estado físico y nuestras constantes vitales, observábamos como limpiaban las heridas del interno y como lo cosían a lo vivo aunque él tenía su mente en otra galaxia y no sentía ni el más mínimo dolor que pudieran producir las agujas al coserte las carnes de tu cuerpo.
Posteriormente, procedimos a darnos una ducha, a cambiarnos de ropa de trabajo y como no, a volver a nuestras funciones.





HISTORIA – 2 (El Fuego) (2 de 3)



¡¡Verano!!, más bien maldito verano diría yo, que revolucionados pueden llegar a estar los reclusos por culpa de las calores; días de estar a más 30-35º grados a la sombra, por lo normal a esas temperaturas uno debería estar agotado, sofocado y con ganas solo de estar tumbado debajo de un árbol dándole una suave brisa o para ellos mejor en su piscina semi-olímpica, aun así, las calores les alteran la sangre y parece que ello les da muchas más fuerzas y ganas de trastornar la paz que intentamos implantar los profesionales. En cierto sentido es fácil comprenderlos porque evidentemente están presuntamente pagando una deuda justa con la sociedad y ello implica la falta de su preciada libertad y someterse a las obligaciones de convivencia exigibles en la normativa interna que para ellos por supuesto es lo que más repelen y odian. No obstante sus derechos constitucionales son conservados y pueden hacer las pertinentes reclamaciones aunque a menos que no sea por error humano, sus reclamaciones no llegan a buen fin dado que la normativa es muy clara y es de obligado cumplimiento o por lo contrario conlleva la correspondiente sanción. En muchas ocasiones lo he pensado profundamente y siempre llego a la misma conclusión y no es otra que me gustaría dejar este mundo sin tener que pasar ni tan solo un día morando en una de estas celdas como reo…
Esta historia que os voy a contar, fue un tanto dramática para mí porque ha sido una de las veces que peor lo he pasado. Debo echarle la culpa a las calores (nunca mejor dicho) por decir algo, porque sino lo que hago no tendría sentido y seguro que la mente me desbordaría. De nuevo el modulo Intensivo es protagonista de este relato, en él efectuamos turnos de dos horas debido a la complejidad, estrés y riesgo permanente que existe.
Ese día tenía un turno de trabajo que finalizaba a las 20’00 h, el modulo en cuestión parecía en calma y aprovechas para conversar con tu compi aunque sin perder la concentración en nuestra labor ya que cuando menos te lo esperas salta la liebre y tienes montado un altercado en un abrir y cerrar de ojos. Dicho y hecho, esto es como la vida misma, los ratitos de felicidad existen pero más bien suelen ser bastante breves. A falta de unos 30 minutos para finalizar nuestro turno e irnos a casa con nuestras respectivas familias, el olfato iniciaba hizo su función, el olor a quemado no llegó hasta las entrañas, empezamos a ver una tímida neblina y nos miramos los dos estupefactos saliendo de nuestras bocas la misma frase ¡¡no puede ser!!, ya lo creo que puede ser, de golpe un ruido ensordecedor martirizaba la cabeza, el sonido infernal de la sirena de incendios, la misma que nunca quieres escuchar porque en tu interior sabes que el fuego es siempre impredecible y puede acarrear consecuencias graves.



Activar el protocolo contraincendios en ese modulo no es tarea fácil, debes evacuar a todos los reclusos de sus celdas con máxima rapidez y trasladarlos a un punto determinado de encuentro, pero como he dicho antes no es tarea fácil ya que por parte de ellos poner voluntad en desalojar no es algo que entre en sus propósitos, el objetivo es ponernos las cosas difíciles aunque en ello pueda ir la vida de alguno, pero en esos instantes suelen pensar que son intocables y que nada ni nadie podrá con ellos, pero nosotros debemos seguir el protocolo cueste lo que cueste y el objetivo es mantener a todos con vida y a poder ser ilesos, el siguiente objetivo nuestro es el de determinar si el fuego ha sido provocado e intentar sabotear durante el caos y la confusión cualquier planificación de una posible fuga, motín o secuestro de algún profesional, una tarea no precisamente sencilla.
Todo el modulo estaba inundado por una neblina irrespirable, la visibilidad era totalmente opaca, ya no veía a nadie aunque estuviera pegadito a mí, ello me obligaba a ir a tientas y pegadito a la pared de camino a la salida del modulo. Cada segundo que pasaba, la situación era más crítica, el oxígeno empezaba a faltar y no había dado tiempo de coger el equipo de protección, cuando de pronto a través del walky talky recibimos la noticia desde el centro de control central que nos faltaba un recluso en el recuento que habían efectuado otros compañeros en el punto de encuentro, así que no nos quedó más remedio que seguir la búsqueda. Encontramos el origen del incendio que provenía de una de las celdas, su puerta estaba cerrada y al querer abrir el pasador me quemé en la mano, parecía que estaba en una fundición de metal, se había dilatado por culpa del calor y se había sellado por completo, era del todo imposible abrirla manualmente y me vi obligado a trasladarme a nuestra sala de control del módulo para coger de allí un mallo e intentar a golpes abrir el pestillo que estaba prácticamente soldado al engarce de cierre. El tiempo corría en contra nuestra, la respiración era cada vez más agoniosa,  escupíamos saliva negra y no parábamos de toser. Mi compi se hallaba a mi lado y era del todo imposible verlo, trabajábamos a ciegas, nuestras voces ya no eran tan sonoras y graves, de tanto homo ingerido apenas podíamos soltar palabras y para más inri  los golpes que propinábamos al engarce y la sirena con ese sonido tan agudo y dañino nos provocaba una molestia añadida, nos alternábamos el mallo y mientras uno intentaba romper el pasador para poder abrir la trampilla (apertura de 60 cm largo por 10 cm de alto, utilizado para pasarles la bandeja de comida) el otro se tumbaba a ras de suelo para poder intentar respirar algo de oxigeno menos viciado. Las fuerzas, a falta de oxigeno nos tenía muy mermados, sacando fuerzas de flaqueza seguíamos intentando abrir ese portón que nos separaba del recluso y que de no llegar a conseguirlo su vida podría correr peligro por culpa de las llamas o del humo tan irrespirable que nos acechaba  (pensado a posteriori parece increíble la capacidad de sufrimiento, aguante y superación que tenemos los humanos en situaciones de grave riesgo). Tras una cuantía elevada de golpes, mi compi logro romper el pasador, ello ocasionó una deflagración con su estruendo sonoro, convertida en una llamarada  viéndonos envueltos en una ola de fuego produciendo así mismo la salida por la trampilla de todo tipo de ropajes, enseres personales e incluso del colchón. El calor que hacía era abrasador pero por suerte para nosotros, la llamarada se vino abajo y se convirtió en más humo totalmente opaco que de no haber sido así posiblemente nos hubiese producido quemaduras muy graves. Al haber abierto la puerta mi compi, ipso facto tuve que adentrarme en el interior de la celda arrastrándome por el suelo hasta llegar a contactar con el recluso que se encontraba inconsciente en el suelo, viendo que era del todo imposible tuve que cogerlo de forma sostenida bajo sus brazos y arrastrarlo hacia la puerta donde mi compi me hizo el relevo y terminó el traslado hasta la salida del modulo donde lo recogió un de los enfermeros efectuándole la RCP (reanimación cardio-pulmonar) consiguiendo reanimarle. 

Los bomberos que llegaban en esos instantes y a nosotros dos nos tenía martirizado la tos, produciéndonos una irritación de la tráquea y colapsando las vías respiratorias por culpa del hollín, su propia ambulancia nos trasladó hasta el hospital donde pasamos allí la noche a base de oxigeno directo y un sinfín de pruebas que suelen hacer los médicos.
Es difícil llegar a comprender porque una persona desea arrebatarse su bien más preciado que es su vida, pero lo peor de todo, es que ese hecho conlleve peligro para terceras personas, el fuego es el elemento más peligroso que existe dado que su acción no se puede predecir ni arde siguiendo un patrón, esa acción, aparte de poner el riesgo a su propia persona puso la de todos los reclusos y por su puesto puso en grave peligro nuestra propia vida.
Aunque por parte del Centro Penitenciario si tuvimos la clásica palmadita en la espalda agradeciendo ir más allá del deber cumplido y todo ese politiqueo existente, jamás recibimos ni el agradecimiento ni el arrepentimiento por parte del recluso, aunque para ser sincero…jamás esperé que lo hiciera porque ellos en la mayoría de los casos, difícilmente se arrepienten de sus acciones.


HISTORIA – 3 (Motín) (3 de 3)

Uno de los objetivos de nuestro trabajo, es vigilar constantemente los movimientos y/o posibles reacciones de los reclusos, observarles con detalle sus corrillos, sus propias expresiones corporales para intentar pesquisar cualquier posible indicio de rebelión conjunta que se les pase por la mente, aunque no estaría de menos saber que en realidad no suelen ser pocos sus intentos.
La suerte para nosotros es que en un 95% solemos anticiparnos y poder disolverlos antes de su fatídico final, ya sea gracias al dialogo por parte de los adjuntos a la dirección, o bien sea por nuestra labor en los registros intensivos y aleatorios que efectuamos para la recaptación de las fabricaciones de sus armas caseras. Para conseguir este objetivo y que pueda reinar la paz todo el mayor tiempo posible, hay que valorar la importancia de tener reclusos privilegiados o con los que en su defecto poder negociar sus privilegios a cambio de información con resultado satisfactorio en la requisa de armas y posterior anulación de sublevación.
En muchas de las ocasiones, esa propia negociación se lleva a cabo con los propios cabecillas que provocan o intentan provocar las revueltas (en su mayoría sujetos homicidas) con objetivos finales que más adelante explicaré. Estos personajes en cuestión suelen ser valentones, echados para adelante, sin temor a nada ni nadie porque para ellos dentro de su pensamiento lo tienen todo perdido, saben que serán viejos para cuando salgan de la prisión. Son de mente fría y calculadora, saben cuando y como decir las cosas y por supuesto de antemano su posible reacción y repercusión social consiguiendo de esta manera hacer el mayor daño posible.
Lo que si tienen y se aferran a él como a un clavo ardiendo es su nivel de estatus entre la población reclusa de persona dura sin escrúpulos, quieren demostrar y dar la impresión de ser persona que puede sesgar la vida de cualquiera sin pestañear sea interno o profesional, y lo que es peor aún, es que lo harían sin tener remordimientos ni arrepentimientos posteriores. Otro objetivo suyo suele ser el quitarse del medio a otros reclusos que le puedan hacer sombra, que ansíen por encima de todo llegar a conseguir el máximo nivel de estatus y de esta manera arrebatarles su poder.
El personaje en cuestión nos indica donde podemos intervenir las armas confeccionadas. Por parte de él, se asegura que como consecuencia del requisamiento ello pueda implicar a sus más fervientes competidores y de esta manera, matar tres pájaros de un tiro: primero; conseguir quitarse del medio a sus competidores, segundo; conseguir el respeto de los reclusos y con ello su estatus, y tercero; evitar ir al agujero (lugar donde te pasas aislado las 24 h al día y 23 de ellas te los pasas en una celda de 2x4 metros durante todos los días de sanción impuesta). En definitiva que tienen un máster en la embaucación.  
Como he mencionado antes esto suele pasar en un 95% pero existe ese otro maldito 5% restante y cuando ello sucede, la tensión aflora en nuestro haber, la mente empieza a apoderarse de ti con el fin de obstaculizar al corazón para que éste retire de nosotros la ternura o la compasión que como ser humano tenemos.
En cierto sentido la mente hace un trabajo brillante dado que en mi caso, me llega a mentalizar por completo que entrar a un módulo con los reclusos totalmente alterados con rabia y odio, sin control de sus cuerpos, con ganas de hacerte todo el daño posible si por ellos fuera llegando incluso a poder arrebatarte la propia vida sin contemplaciones, no deja de ser sin duda para mí, una guerra. La situación me recuerda un poco a los libros y películas de la edad media, esa loca batalla campal cuerpo a cuerpo donde la confusión, el esfuerzo realizado y el estruendo de los gritos, te hacen llegar hasta la extenuación total y la pérdida de la orientación, llegando a perder el propio control de tu cuerpo. La mente sabiendo todo esto, me obliga a adaptarme con suma rapidez a ese próximo envite que el oficio me plantea. La situación interior es extraña, la sangre empieza su clásica ebullición dentro de mí y la concentración pasa a ser del todo exclusiva con la inminente incursión que me dispongo a efectuar. Me invade una sensación de sentimientos mezclados, mis miedos aprovechan la ocasión para aflorar por desconocer las posibles lesiones físicas que mi cuerpo va a sufrir, pensar en salir completamente ileso podría ser del todo una hazaña o un milagro para los más creyentes…,lo que sí te pasa por tu cabeza en esos instantes es todo lo que te aguarda fuera de allí, hijos, familia, amigos etc…, y saber que el supuesto que salgas malherido de la reyerta, a tus seres queridos también les tocará sufrir pero rápidamente lo borro de mi cabeza porque sino el miedo se apoderaría de mi y no podría hacer mi trabajo. A la hora de la verdad, allí me encuentro juntos a mis compis vestidos de zafarrancho de combate, con nuestros trajes de diseño militar con refuerzos, nuestro flamante casco para intentar minimizar los golpes en la cabeza, nuestro escudo protector que de tantos golpes nos salva, nuestra defensa reglamentaria para poder propinar los golpes necesarios a fin de llegar a reducir al contrario, y como es lógico con nuestra consigna ‘el paso siempre adelante’ (consigna con significado de no retroceder y olvidar tus miedos).
Los minutos van pasando y el final se va acercando, se palpa en el ambiente que los diálogos de negociación no están dando los frutos deseados, desentumezco mis brazos y piernas y me choco los puños con mis compis en señal de ánimo respirando en profundidad.
 El jefe de operaciones informa que no hay acuerdo, ya no cabe más diálogo y solo queda la última solución viable que no es otra que la inclusión en el módulo para el disolver del motín por la fuerza, la estrategia la tenemos definida, aprendida y entrenada concienzudamente, solo falta las últimas indicaciones del protocolo, cuestión de segundos y la batalla está servida.
Es cierto que te sientes muy cambiado en esas situaciones, que aunque en tu vida personal puedas ser una persona dócil, cariñosa, atenta o cualquier otro adjetivo que denote bondad, en el mismo segundo que irrumpes en ese modulo tu personalidad cambia, te juegas literalmente tu integridad física y por ello en forma de defensa te vuelves agresivo, indiferente y muy combativo. Ese flujo de adrenalina que recorre y anega tu cuerpo, tienes que soltarlo golpeando con todas tus fuerzas hasta que los reclusos caen al suelo ya indefensos o levantan sus manos en señal de rendición, llegado ese instante, se les engrilleta y traslada a un punto de encuentro asignado en protocolo, permaneciendo sentados o tumbados con las piernas abiertas para evitar su posible reincorporación y un posible ataque sorpresa. 
El ataque por parte de ellos es en todos los sentido una lucha barriobajera, la utilización de sus armas fabricadas con todo tipo de material lo demuestran, o incluso las sustraídas de los talleres de oficios por los descuidos de los profesores. Cuando se termina el motín y requisamos todas las armas, nos encontramos de todo lo inimaginable: Puñales (hechos de madera con empuñaduras de cinta adhesiva), Azadas y Piquetas  (con medio mango),  Tijeras (divididas en dos partes), Palos (de madera y hierro), esto por poner un ejemplo.
A lo largo de los años, me he enfrentado a varios motines y de todos he salido herido de alguna forma, en una de ellas me clavaron un punzón de madera en el interior del muslo de mi pierna izquierda, aunque he de decir que no lo noté hasta el relajamiento tras el final del motín, pero existe uno inolvidable para mí, en ese si salí maltrecho, de un impacto en la parte frontal de mi cabeza, caí al suelo aturdido y allí consiguieron despojarme de mi defensa y mi escudo, golpeándome entre varios reclusos con palos por todo mi cuerpo, posiblemente gracias al traje no me fracturaron ningún hueso, pero mi piel había cambiado de color, es color azul oscuro que te queda tras los moretones por la ruptura de los vasos sanguíneos, durante varios días mi cuerpo sentía dolor hasta cuando pestañeaba, pero estoy seguro que hubiese sido aún peor de no ser gracias a mis compis que se dieron cuenta de la situación y pudieron rescatarme de un mal mayor.
Solo puedo decir que la existencia de un motín carcelario o de cualquier otro tipo, si no se puede llegar a ningún acuerdo con el dialogo…las consecuencias son siempre para una parte o para la otra DRAMATICAS.


***Dedicado a mis hermanos de sangre ‘mis compis’***



HISTORIA – 4 ???

martes, 10 de enero de 2012

Abre tus brazos...a la vida




Entrada Principal
Aunque no lo parezca, estos monjes budistas cantores son españoles, su monasterio está ubicado en el parque natural del garraf en la provincia de Barcelona...
Por febrero del 2011 les hice una visita y la verdad es que me quedé embelesado...es un sitio humilde, no existe excentricidades y se rebosa paz y tranquilidad por sus cuatro costados, el lugar es precioso donde lo haya...
La Estupa
Uno se imagina como sería la vida estando allí, de tal manera que me dieron ganas de quedarte y hasta hacerme monje budista... Realmente os recomiendo la visita porque al igual que a mi, estoy convencido que no querríais regresar a la vida cotidiana donde el ahogo, la crisis y la corrupción de los vividores de marras están a la orden del día.
Bienvenidos a un mundo de paz, bienvenidos al cielo.

lunes, 9 de enero de 2012

Eve y Tontxu - Te amaré mejor (Lengua de Signos)



Unas de las cosas que más me ha gustado de mi vida es aprender la Lengua de Signos, aunque me falta mucho pero me defiendo...ello me ha llevado a comprender y compartir muchas inquietudes y deficiencias que soportan las personas sordas...por eso mismo desde el cariño y la comprensión por la vida tan complicada y difícil que les toca vivir alrededor del mundo oyente...quiero dedicar con este vídeo y dar todo mi apoyo moral a todas las personas sordas de España y muy especialmente para Coni por ser de todos ellos la más importante en mi vida...

sábado, 7 de enero de 2012

Dedicado a Bruxina


Dedicado para ti Nieves (Bruxina) por todo tu empeño, dedicación y paciencia para iniciarme en la andadura del blog...desde luego sin tu ayuda esto no hubiese sido posible...muchas gracias